Las mamografías son claves para el diagnóstico y la prevención del cáncer de mama y, de hecho, la puesta en marcha de programas de cribado utilizando esta técnica ha permitido reducir un 35 por ciento la mortalidad de estos tumores desde su implantación a mediados de los años 80. Así se desprende de una revisión de estudios de la Sociedad Europea de Radiología (ESR, en sus siglas en inglés), que también muestra como hay entre un 30 y 40 por ciento menos de muertes entre las pacientes que se han hecho una mamografía que entre aquellas que no se han sometido al cribado.
Este documento se analizará la próxima
semana durante un encuentro de la Sociedad Española de Radiología Médica
(SERAM) con motivo del Día Internacional de la Radiología, que se
celebra el martes 8 de noviembre coincidiendo con el 121 aniversario del
descubrimiento de los rayos X, por parte del científico alemán Wilhelm
Conrad Röntgen.
La edición de este año está dedicada al
cáncer de mama y al papel esencial que la radiología juega en su
detección y tratamiento. En este sentido, los radiólogos consideran que
durante los últimos años se ha producido un debate confuso sobre este
cribado debido a cuestiones como “la publicación de ideas
científicamente insostenibles, como la sugerencia de que los cánceres de
mama invasivos desaparecerían si no se detectaran en el cribado”, según
la SERAM.
También se han producido preocupaciones
exageradas sobre el riesgo de radiación que han sido ya rebatidas por
estudios de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC,
en sus siglas en inglés), que demuestran que la posibilidad de salvar
una vida mediante la detección precoz de cáncer de mama a través del
cribado es 100 veces mayor que la posibilidad de muerte causada por la
radiación producida en la prueba.
Asimismo, un estudio de un grupo de
expertos del Colegio Americano de Médicos muestra que por cada 10.000
mujeres que se han sometido durante 10 años al cribado se han evitado 45
muertes, de las cuales la mayoría (21) corresponden a mujeres de entre
60 y 69 años de edad, mientras que 8 son mujeres de entre 50 y 59 años;
13 mujeres de entre 70 y 74 años, y 3 de entre 40 y 49 años.
Esto enlaza con otro tema fruto de
debate en los últimos años, centrado en definir la edad adecuada para
realizar las mamografías. En este sentido, la evidencia a favor del
cribado de mama ha sido recopilada recientemente por la Agencia
Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) y, de acuerdo a
resultados de estudios aleatorios, se ha confirmado la reducción de la
mortalidad por cáncer de mama debida al cribado en mujeres de entre 50 y
69 años.
¿Cuándo debe hacerse?
Aunque destaca que la edad para iniciar
el cribado depende de diferentes factores, se recomienda una mamografía
bienal a las mujeres de entre 50 y 74 años y considera que la decisión
de realizarla antes de los 50 años “es una decisión individual”.
En ese sentido, la Sociedad Española de
Ginecología y Obstetricia (SEGO) avanzó hace un mes que estaban
preparando una ‘oncoguía’ en la que recomendarían una primera
mamografía, junto a la exploración, a las mujeres de 35 años.
Algo que, sin embargo, suscitó dudas por
parte de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cuyo
presidente, Miguel Martín, reconoció días más tarde que no existía “base
científica” para recomendar una primera mamografía a esa edad.
“Yo no veo muy claro hacer las
mamografías a estas edades. Las mamas son muy densas y no está claro que
sirva para aumentar la supervivencia del cáncer de mama”, destacó en un
acto organizado con motivo del Día Internacional del Cáncer de Mama que
se celebrará el 19 de octubre, recordando además que la prueba “también
tiene efectos secundarios ya que puede suponer biopsias y otras
actuaciones médicas que pueden resultar innecesarias”.
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